Desde París nos llega la segunda entrada. Pasen y lean:
Otra vez, y una vez más, me comunico con la palabra, el arma esencial, primordial y exclusiva del ser humano. Esta vez, me voy a acercar a eso que hoy llamamos Universidad, pero que de la misma tiene poquísimo... pretenderé irme por las ramas, sin entablar una charla sobre el evolucionismo...
Vniversitas, ese edificio, esa concepción, esa idea... tan maravillosa, tan pura y casta, y limpia, en busca de la verdad, del conocimiento y de la expansión de la cultura, pero, ¿de qué cultura? ¿de qué conocimiento? ¿de qué verdad? Allí, donde el tiempo es bello hasta cuando está lloviendo, allí todo debería florecer en cualquier mes que no fuese abril. Pero todo se marchita y se pudre...
¿Quién es Hobbes? A pesar de creernos dueños de un conocimiento esencial, tal vez, y potencial, no somos más que animales enjaulados: somos la generación dormida, la generación Ni-ni, la generación que lo tiene todo... vamos, una mierda. No servimos para nada, no sabemos nada, no entendemos nada, ningún lugar es nuestro sitio. Nerón, por mucho menos, hizo arder Roma. Deberíamos recordar a Sodoma y Gomorra, pero tan poco seamos tan existencialistas, pues aún hay guerras que ganar, y victorias que recordar y rememorar.
Y es que no es sólo la Vniversitas, es también todo el conglomerado que nos envuelve, que se adormece en laureles pútridos. Un gobierno de energúmenos elocuentes, estúpidos todos ellos, charlatanes ladrones y mentirosos compulsivos; todo es desencadenante.
¿Dónde está la Vniversitas? ¿Dónde está ese Campo Elíseo donde enseñaban a criticar, a quejarse... a pensar y razonar? Nosotros, oh, peludos fumadores y vividores, no sabemos dónde está nuestro sitio en este planeta. Yo, a menudo, me pregunto qué fue de la Dialéctica de Platón, de esa lección de Oratoria de Sócrates, de esa Historia, desde Constantino hasta Irnerio, no la basura sensacionalista, políticamente correcta y cuasi-nacionalista (y pro fronteras de acero) que se nos da de mamar en la actualidad. La actual desacreditación de actuaciones heroicas, y la deificación de memos e idiotas. Einstein, proscrito del nacionalismo también, dijo en una ocasión, y muy acertadamente “No debe atribuirse a la maldad lo que pertenece a la estupidez”, pues ya todos conocemos la axioma segunda “Sólo de dos cosas dudo su infinitud: el universo y la estupidez; y de la primera lo dudo”.
¿Dónde está ese alumno con deseos de saber y conocer? ¿Alguien entiende? De qué valdrá un pedazo de papel si uno no sabe dónde está el norte... tal vez tengamos lo que nos merecemos...
Yo digo, levantaos mentes del hoy y del mañana, despertar del letargo, contra la mezquindad , la hipocresía, la demagogia y la falsedad. La generación dormida debe despertar, como una bella durmiente... ¡Sangren por las letras! Luchen por crecer, por mejorar, rieguen, y sean regados...
“Cenen, y lean”
José Manuel
Corresponsal en París.
1 comentario:
Magistral
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